Cada vez que un estudiante, o una persona de la calle...vamos, un principiante, se pone a rodar algo siempre está muy pendiente de los pequeños detalles. De si hay saltos de eje, de que no haya errores de raccord...lo que viene siendo un gazapo en toda regla.
La clave de que un corto, una película y cualquier obra audiovisual funcione es saber dirigir al espectador ahí donde pretendemos, sin ofrecer la más mínima posibilidad de que se distraiga.
A continuación os muestro un fragmento de "Con la Muerte en los Talones" de Hitchcock. Miradlo y luego os sigo contando.
¿No lo habéis visto? Miradlo de nuevo y fijaos en el niño vestido de azul en el momento en que ella saca la pistola del bolso (el niño queda justo a la derecha de la protagonista). ¡¡¡ Se tapa los oídos !!! Pobre de él, tendría que estar harto de repetir una toma tras otra teniendo que aguantar el estruendo del disparo en sus tímpanos.
Seguramente casi ninguno de vosotros se ha dado cuenta en el primer visionado. Eso es porque Hitchcock ha hecho que sigáis la acción, que miréis donde él quiere que miréis y que prestéis atención donde él quiere que la prestéis y no os despistéis ni un momento.
Con esto se ve la importancia y capacidad del director de dirigir nuestra mirada y también que hasta los genios más grandiosos cometen errores de vez en cuando.
1 comentario:
Gracias Pelaez! =)
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