7 de julio de 2011

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Las grandes sagas (grandes por nombre y no siempre grandes por calidad) bombardean las salas de cine de todo el mundo este verano. Las películas de esta índole que más han sonado han sido "Piratas del Caribe 4", "X-Men: First Class" y la reciente "Transformers 3", a la espera de la última entrega de Harry Potter, que sonará y fuerte.

Si bien el film de la patrulla mutante no ha conseguido alcanzar en recaudación lo que se esperaba de ella, los bucaneros y los robots se han salido de las tablas. La penosa "Piratas del Caribe 4" de Rob Marshall y el ejercicio onanista visual que supone "Transformers 3" de Michael Bay no dejan de batir records de recaudación. Las aventuras de Jack Sparrow ya han superado la barrera de los 1.000 millones de dólares. Una verdadera hazaña si tenemos en cuenta el bajo perfil cualitativo de la película. Por el otro lado "Transformers 3" recaudó 210 millones de dólares en su estreno a nivel internacional, siendo el record total de la Paramount en un estreno, superando a "Indiana Jones y el Templo de la Calavera de Cristal". Si añadimos la recaudación en EE.UU. "Transformers 3" se coloca como el tercer estreno mundial con mayor recaudación de la historia del séptimo arte.

Aunque la calidad fílmica de estos blockbusters esté en tela de juicio, su recaudación no hace más que empujar a sus respectivas productoras a elaborar otra secuela más, y aquí es donde aparece el dilema. ¿Invertir más por dinero recaudado o por calidad? Lo cierto es que la crítica se ha cebado con "Piratas del Caribe 4" y "Transformers 3" y no sin razón, pero los grandes datos de recaudación empujan a la industria a continuar unas sagas que están quemadas y finiquitadas, a no ser que se resuelvan con un soplo de aire fresco en entregas venideras.

Poderoso caballero es Don Dinero, y en el cine este dicho se aplica en su máxima potencia. El cine palomitero y recaudatorio reina por delante de un buen guión, una buena historia y, en definitiva, de unos mínimos de calidad. Y lo malo es que esta tendencia se expande como la espuma.

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